sábado, 29 de octubre de 2011

Café de Huila, ¿café de calidad? (antes de probar mi nueva adquisición).



Hoy me han regalado una bolsa de café Juan Valdez traído de Colombia. ¿Cuál es la diferencia, si aquí también tenemos Juan Valdez? Que en Colombia tienen una variedad impresionante, por ser el país de origen. La colección se llama "Cafés de origen" y para que la explicación sea concisa y exacta voy a transcribir lo que la bolsa dice:

Con el propósito de resaltar la calidad y variedad de los cafés colombianos, las Tiendas Juan Valdez ofrecen a sus consumidores los más deliciosos cafés de origen colombiano. Los denominados Cafés de Origen provienen de una región específica de Colombia y presentan cualidades únicas y atributos especiales en su sabor y aroma, representando las mejores características de su zona. 

Bien. El mío es del departamento del Huila, uno de los productores de café más prestigiosos a nivel mundial por su excelencia en calidad. Aún no lo he probado (no me encuentro en mi ciudad y no he encontrado una cafetera decente cerca) pero ando con la bolsita a todos lados, apretándola para deleitarme con su aroma.

Juan Valdez es una de esas raras excepciones en donde una cadena grande e internacional verdaderamente ofrece un producto de alta calidad. Si me gusta su café, no se debe al hecho de que las tiendas sean simpáticas, los baristas sepan lo que hacen y te atiendan bien, o que esté de moda y sea "cool" tomarse un café (en) Juan Valdez. Se trata de un producto realmente bueno; lo digo ahora que tengo un criterio más o menos formado sobre lo que es una auténtica taza perfecta. Hay otros cafés buenos, desde luego; yo pruebo cafés de tienda en tienda, de local en local, y tengo ya una idea de dónde son mejores. Pero era necesario hablar sobre Juan Valdez y su excelencia. Por cierto, ¿sabían que la mula que acompaña al Sr. Juan Valdez en el logotipo de la marca se llama "Conchita"? Todos los días aprendemos algo.

viernes, 28 de octubre de 2011

Historia Americana X - Un análisis desde la perspectiva sistémica.


Nota introductoria: Lo que sigue es un breve ensayo escrito hace más o menos un año para la materia "Dinámica familiar", con base en la película estadounidense "Historia Americana X" de Tony Kaye. No lo he modificado a pesar de que al releerlo no me han gustado algunas de las ideas que en ese entonces sostuve. A lo mejor es la forma en que están expresadas lo que me molesta. En todo caso, la decisión de mantenerlo intacto obedece a un intento por aceptar la idea de que nunca estamos conformes con lo que hemos hecho. Si lo corrijo ahora y lo reviso un año después, tampoco estaré satisfecho. La autocrítica no para nunca. Ya lo dijo Bolaño (y probablemente alguien antes que él): debemos escribir y olvidarnos de lo que hemos escrito. 




¿Uno es o se hace? ¿Venimos genéticamente predispuestos para comportarnos de determinada manera o es el medio y las circunstancias en las que nos toca vivir los que nos convierten en lo que somos? Ninguna de las dos opciones parece darnos demasiada libertad; pareciera que, sea como fuere, estamos condenados a ser y hacer de determinada manera, sin mayor oportunidad de decisión en nuestras manos. Hace poco vi un cartel cómico y a la vez tristemente cierto, el cual ponía con letras enormes y llamativas: “ERES LIBRE”, y en el exremo inferior, con letras tan pequeñas que resultaban casi ilegibles: “Aplican términos y condiciones”. A pesar de esta desalentadora conclusión, se me ocurre una alternativa: es posible que la verdadera libertad la descubramos tras un duro proceso de crecimiento y autoconocimiento, después de dolorosas y reveladoras experiencias, después de hacernos la pregunta “¿algo de lo que has hecho o estás haciendo ha contribuído a mejorar tu vida?”.

Derek Vinyard, el protagonista del film “Historia Americana X”, muestra magistralmente el proceso. La cinta en general, es un perfecto ejemplo de lo imposible e inútil que resulta tratar de explicar la conducta de un individuo estudiando al mismo aisladamente. Es como si quisiéramos entender un rompecabezas en su totalidad a partir de una de las piezas. Solo las piezas que se hayan juntado cobrarán un carácter legible, cobrarán un sentido. Considerada aisladamente, una pieza no quiere decir nada; podemos pasar horas y días enteros conjeturando posibles explicaciones para entender esa pieza. Pero no bien logramos, tras varios minutos de pruebas y errores, o en medio segundo prodigiosamente inspirado, conectarla con una de sus vecinas, desaparece, deja de existir como pieza. Ahora las dos son una y a la vez que adquieren un nuevo sentido y nos proporcionan nueva información, siguen exigiendo más conexiones para adquirir un sentido total.

Todo aquello que define a Derek le viene dado por múltiples vertientes. Por un lado está la influencia inicial de su propio padre, quien siempre fue un racista y se encargó de inculcar ese tipo de pensamiento en sus hijos. La muerte del padre, aunada con la situación socioeconómica y el oportuno discurso sobre supremacía blanca por parte de Cameron, el líder neo-nazi, se convierten en los elementos que mantienen la conducta de Derek; si no son considerados, la misma es inexplicable. La imposibilidad de escapar a esta influencia determinante la volvemos a ver en Danny, el hermano menor, quien al encontrarse bajo las mismas condiciones que vivó su hermano, y, además haber sido puesto de manera forzada y prematura en el rol de hombre de la casa tras el encarcelamiento de Derek, se ve prácticamente obligado a asumir la idenidad skinhead para sobrevivir.

Porque a fin de cuentas, lo que mueve a todos esos jóvenes “inseguros, frustrados e impresionables” a unirse al grupo es precisamente la necesidad de sobrevivir en un medio que consideran invadido; su hogar, otrora un sitio tranquilo y agradable, es ahora un sitio peligroso y hostil, en donde sólo el más fuerte y listo logra mantenerse a salvo. Sin entrar a discutir cuan válida o errada es la filosofía del movimiento, es evidente que la misma solo logra ser digerida con facilidad debido a su carácter funcional: somos superiores, pero aisladamente no lograremos sobrevivir; unámonos y demostremos nuestra superioridad mediante la violencia, solo así sobreviviremos.

Cuando todas las creencias de Derek son puestas a prueba en prisión, en donde para mantenerse a salvo debe aprender a dejar de lado sus prejuicios y sus más arraigadas convicciones, se gesta en él una transformación singular. Dentro de la cárcel las reglas son otras, ya no obedecen a lo que él siempre consideró como verdad absoluta; su mundo se derrumba y se ve obligado a considerar las cosas de maneras que antes le habrían resultado impensables. De nuevo, son las condiciones singulares del medio (esta vez la prisión) las que promueven una nueva percepción de la realidad y su consecuente conducta. Sin embargo, esta nueva concepción es de un carácter revelador, profundo; trastoca todo aquello que es importante para Derek, quien ahora posee un marco referencial amplificado desde el cual entender su vida.

Así, al salir de prisión, Derek se convierte en el agente de cambio, generando caos en su círculo. Para los demás, la nueva conducta de Derek es inexplicable, pues sus realidades se han mantenido más o menos estables durante los tres años que Derek pasó encerrado. No alcanzan a comprender ni a asimilar las cosas como él ahora las percibe, pues no han tenido que vivir lo que él ha vivido; no han salido de ese contexto que propicia su pensamiento y conducta. Es como si Derek ahora contase con muchas más piezas en su rompecabezas, mientras que sus antiguos amigos, e incluso Danny, siguen tratando de entenderlo todo a partir de una sola pieza. La metáfora del rompecabezas sirve no solo para explicar la inutilidad de estudiar individuos aisladamente, sino también como filosofía de vida: mientras más piezas tengamos a nuestra disposición, mejor entenderemos la realidad y mejor podremos interactuar con la misma. 

Nota aclaratoria: La idea del rompecabezas se la debo a Georges Perec en "La vida: instrucciones de uso". Empecé a leerla cuando escribí este ensayo y la abandoné por motivos que no vienen al caso. 

"Damn good coffee!" - Reacciones a la primera temporada de Twin Peaks.


Habiendo terminado la primera temporada de Twin Peaks, y a pesar de ya saber cómo se resuelve el crimen (ya vi "Fire Walk With Me"), no puedo evitar sentirme ansioso con respecto a la segunda temporada. La cantidad de cabos sueltos (fuera del descubrimiento del asesino de Laura Palmer) es enorme. La trama es muy buena; el suspenso generado al final de cada capítulo obliga a verla de un tirón. Y claro, los episodios dirigidos por Lynch (el piloto y el segundo) son los mejores. 

Con solo ocho episodios, esta primera temporada logra que ciertos lugares, ciertos nombres y ciertos personajes permanezcan en la memoria y se ganen nuestro afecto. Cómo olvidar al agente Cooper saboreando su café negro. O a Audrey (la hermosa Audrey Horne) tratando de seducirlo. O a Albert, el forense, haciendo lo que le da la gana, yéndose en contra de todo el pueblo por hacer bien su trabajo. O el One Eyed Jack's. O el Great Northern Hotel. O el Mar-T (RR) Coffee. En fin. Voy a escribir más cuando haya visto la segunda temporada. Después de eso tendré más material y se podrán empezar a armar las respectivas teorías. Ahora voy por un buen café. 


jueves, 27 de octubre de 2011

My body is a cage (la versión original).


La primera vez que escuché esta canción fue en el episodio 16 de la 7ma temporada de House MD (Out of the chute). House tiene un buen soundtrack, no hay qué hacerle. Pero la versión que ahí sonaba era la de Peter Gabriel. En ese entonces no tenía idea de que se trataba de una versión. Busqué la canción y encontré una "versión" de Arcade Fire. En mi ignorancia creía que la de Peter Gabriel usada en House era la original. Había tenido la de Arcade Fire en mi computadora todo ese tiempo y no me había dado cuenta. Incluso la había escuchado un par de veces, según el contador de reproducciones del iTunes. 

Esto sólo viene a demostrar que algunas canciones nos impactan sobre todo por su contexto. Mientras veía House escuchaba la letra que quedaba perfecta con el momento (House saltando desde el 6to piso de un hotel) y todo armonizaba perfectamente. Ambas versiones son buenas; la lentitud de la Peter Gabriel es mejor para la escena de House, sin duda. Es una buena canción. Con o sin House cayendo. Arcade Fire: un grupazo. 

De este blog como sublimación de mi odio hacia Facebook (Aquí empieza todo).




Y sí, mi odio hacia Facebook y todo lo que tenga que ver con el mismo no puede ser más evidente. No quiero discurrir en las razones; creo que son obvias y además las imágenes ya están para eso. Empiezo con una entrada al respecto porque de alguna manera un blog trata de llenar ese espacio que Facebook deja (y que sí, es necesario, lo admito). Me refiero a la necesidad de expresarse, de decir algo, de hablar de lo que uno hace, de lo que uno lee, de lo que uno ve, de lo que uno escucha, de lo que uno piensa. Y hacerlo sólo para la gente a la que le interese. Hacerlo sin antes perder varias horas leyendo tonterías.

Pronto cumpliré un año fuera de Facebook (sin recaídas) y ya va siendo hora de buscar un nuevo lugar en donde hablar de lo que me interesa. Eso del aniversario parecerá ridículo, pero ya sabemos cómo los adictos necesita(mos)n ese tipo de rituales. 

En este sitio se hablará de los libros que he leído, que voy leyendo, que quiero leer y que pretendo haber leído (aplíquese lo mismo para películas y a veces para música). Se hablará de situaciones cotidianas, de impresiones. Alguna vez habrán disquisiciones modestas sobre psicología y filosofía. En fin, se hablará de lo que el autor y su estado de ánimo dispongan. Buenas noches.