sábado, 30 de junio de 2012

El fin (?) de lo infinito.

Cuando empecé a leer La broma infinita (hace casi cuatro meses), no sabía en lo que me metía. Lo único que sabía era que empezaba a leer algo descomunal, la novela más larga a la que me había y me habré enfrentado. Empecé con miedo; todas las referencias me hacían pensar que se trataba de un libro no solo excesivo en cuanto a su extensión, sino también en cuanto al contenido y al estilo. El nombre "David Foster Wallace" evocaba en mí la idea de ingenio-complejo-que-requiere-toda-tu-atención-y-tu-tiempo, al más puro estilo de uno de sus maestros: Thomas Pynchon. Leí más de 20 veces la línea inicial  Estoy sentado en una sala, rodeado de cabezas y de cuerpos  antes de decidirme al fin y lanzarme de cabeza dentro de lo que sabía sería la aventura literaria más peligrosa y arriesgada en la que me metía hasta el momento.

Ahora, cuatro meses y 1404 páginas después (lo leí en versión electrónica en mi nook, por eso tiene más páginas que la versión impresa), solo puedo declarar algo: no me arrepiento. Cada segundo invertido en esta obra maestra valió la pena. Descubrí en seguida que no había nada que temer en este libro; todo lo contrario. El verdadero valor de La broma infinita radica en la experiencia misma de su lectura, mientras ocurre, mientras viajamos de la mano de Wallace a través del imposible y a la vez hiperrealista mundo que construye. No voy a desvariar en alabanzas sobre su ingenio y narrativa: ya hay suficientes ensayos, artículos, entrevistas y opiniones sueltas que certifican que el 12 de septiembre de 2008 perdimos al más grande escritor norteamericano contemporáneo, y que LBI fue su opus magnum

Una portada tentativa diseñada por fanáticos de la novela
que muestra algunos de los principales fetiches y temas
recurrentes a lo largo de la misma. 

Esta serie de posts relativos a LBI han tratado no solo de reunir mis impresiones a medida que avanzaba con la lectura de la novela, sino también de aportar con material visual de diversas fuentes que ayudara a comprender y a disfrutar mejor la misma. Siendo este el último post de la serie (por el momento), creo que es hora de compartir estas tres formas tentativas de visualizar la totalidad de la novela. Están ordenadas por niveles de complejidad:


1) El más sencillo pertenece a Jake Bittle y muestra la forma circular que tiene la trama, los principales acontecimientos y sus ubicaciones en el tiempo, así como una hipótesis explicativa de la trama.

2) Seguimos con este diagrama del diseñador alemán Jonny, que muestra las relaciones entre los principales personajes y las instituciones o grupos con los que están asociados.

3) El último y más complejo es obra de Sam Potts. Incluye a todos los personajes y sus asociaciones solo se representan por puntos y líneas. (Si ya empiezan a tener un dolor de cabeza tratando de recorrer este diagrama, esperen a empezar con la novela).

Hay poco que se pueda decir sobre la trama sin dejar de lado aspectos fundamentales. No hay duda de que se trata de una novela compleja y de que, como lo dijo el mismo Wallace, todo en ella está ahí por una razón. He encontrado algunas teorías explicativas que cierran el círculo y atan la mayor cantidad de cabos sueltos posibles, siendo esta la más interesante. A lo mejor algún rato la traduzco y la contrasto con mis propias opiniones y teorías. Sin embargo, este final sin final se veía venir; Wallace mantiene a través de toda la novela la sensación de que estamos en la mitad de la misma. Enemigo de una estructura predecible, tenía que evitar a toda costa un cierre tradicional. En los últimos capítulos, las diferentes líneas (narrativas) empiezan a dirigir sus vectores hacia un mismo punto, sin llegar a converger en él, dejando así la novela sin un final definitivo, volviéndola in-finita.

La experiencia me dice que, con el tiempo, inevitablemente iré olvidando las increíbles escenas (tanto en los momentos más serios como en los más hilarantes), los tremendamente profundos y humanos personajes, y la totalidad de ese universo alternativo (y no tan alternativo, porque Wallace resultó ser un profeta respecto a ciertas realidades). Uno lee la línea final y se siente invadido por múltiples sentimientos, de los cuales el principal es la nostalgia, junto con una sensación de incredulidad; la certeza de que esta(s) historia(s) no ha(n) acabado, no tiene(n) fin. Me despido de LBI como si se tratara de un viejo amigo, mi mejor amigo, mi cómplice; después de todo, cuatro meses no son moco de pavo. Volveré a ella en algún momento, lo sé, y cuando suceda ya no me aproximaré con miedo como la primera vez, sino con la confianza, la seguridad y el respeto de los más entrañables compañeros de viaje. Más que nunca, creo que es oportuna esta cita de Chesterton, referente a las obras de ficción: "Literature is a luxury; fiction is a necessity". O directamente esta, más cruda, del propio Wallace: "Fiction is about what it is to be a fucking human beign".


La línea final de la novela, que en español dice:
"Y cuando volvió en sí, estaba echado de espaldas en una playa sobre la arena muy fría 
y caía la lluvia de un cielo bajo y la marea estaba lejana."  
Si llegaste hasta aquí, te felicito, viajero.



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