jueves, 10 de noviembre de 2011

"La soga" de Alfred Hitchcock.


Este film es muchas cosas. El primero de Alfred Hitchcock a color. El primer intento de un film en una sola toma. Quizás hasta sea el primer film en hablar sobre la homosexualidad. Y más. Para ahorrarme una retahíla de comentarios halagadores, simplemente voy a decir que la película es genial y me voy a enfocar en algunos de los  aspectos que me convencieron de ello. 

Primero está el intento por hacer una toma única. En ese tiempo (1945), las cámaras a color solo podían hacer grabaciones de hasta 10 minutos, lo que significa que si ven la cinta, se percatarán de que cada 10 minutos aproximadamente, Hitchcock se las ingenia para insertar el nuevo rollo de película sin que se note, haciéndonos creer que es la misma toma. Hay acercamientos a las espaldas de los actores, gente que se cruza y otras peripecias que le permiten engañarnos a lo largo del film y mantener la sensación de una única escena. Me imagino a Hitchcock corriendo detrás de la gigantesca cámara a color (era de las primeras y eran realmente enormes), ordenando que levantaran las paredes del set para que pudieran pasar, después lo mismo pero de regreso... Es toda una proeza. Los actores dicen que el set se movía y se cambiaba con tanta frecuencia que cuando se iban a sentar en una silla tenían que rezar por que la hayan colocado en el lugar correcto. 

También está el tema central: el argumento nitzscheano sobre la primacía de los superhombres, la justificación del asesinato (siempre y cuando se trate de seres inferiores) y la elevación del mismo al nivel de arte. Los diálogos al respecto son inolvidables. Este es de James Stewart en su papel del profesor Rupert Cadell: "Después de todo, el crimen es, o debería ser, un arte. Tal vez no uno de los siete establecidos, pero un arte al fin y al cabo. Y el privilegio de cometer un crimen debería reservarse únicamente a los individuos considerados verdaderamente superiores." 

En una entrevista, uno de los productores opina que la escena inicial (en la que se muestra a Brandon y Phillip cometiendo el crimen) está demás, pues arruina el suspenso que pudo haber a lo largo del film al tener a la audiencia preguntándose si de verdad hay un cadáver en el baúl sobre el que comen los invitados. Estoy de acuerdo con esa percepción. Pero Hitch es Hitch y a ver quién le dice que no. Este film es muchas cosas, pero sobre todo es una cosa: otra muestra del genio de Hitchcock. 


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